Presentado en la Fundación Mário Soares y Maria Barroso, el estudio "Entre el pluralismo y el populismo: Democracia, Migración y Estado Social a los ojos de los portugueses', realizado por la Fundación Friedrich Ebert en colaboración con ISCTE, se basa en entrevistas telefónicas, con 1.017 encuestas validadas, y tuvo lugar en octubre de 2023, antes incluso de la caída del Gobierno y de la programación de elecciones legislativas anticipadas.
"Subrayamos expresamente que todas las conclusiones presentadas se basan exclusivamente en los resultados del estudio. La evolución política actual debe interpretarse por separado. En este sentido, el estudio sólo sirve de base para futuros debates. En ningún caso debe utilizarse como fuente para futuras campañas electorales", concluye el comunicado de prensa que acompaña a la publicación de los resultados.
Las entrevistas telefónicas revelaron que los portugueses se consideran progresistas, defensores de la lucha contra el cambio climático (82%), de los derechos de los hijos de inmigrantes, concretamente del derecho a la nacionalidad portuguesa si nacen en Portugal (74%), y de los derechos de las parejas homosexuales, concretamente en la equiparación de derechos con las parejas heterosexuales en la adopción (61%), con una mayoría de encuestados que dicen sentirse muy conectados con Europa (72%).
Sin embargo, "el 57% de los portugueses quiere tener prioridad sobre los inmigrantes en el acceso a la vivienda y el 44% en el acceso al empleo", dice el resumen del estudio, que añade que hay un 26% de encuestados que piensa que los inmigrantes no deben tener los mismos derechos que los portugueses y un 23% que entiende que los inmigrantes empobrecen la vida cultural portuguesa.
Es entre los votantes de la izquierda parlamentaria donde se encuentra la mayoría de las personas que se declaran progresistas, mientras que entre los de la derecha es donde se encuentran los más críticos con los políticos y con el funcionamiento de la democracia en Portugal, con un 61,25% de votantes de este espectro político que se declaran "nada satisfechos".
Según los resultados, la mayoría cree que "la democracia es un compromiso entre diferentes intereses y opiniones" (81%) y que una persona que tiene una opinión política diferente "no es mala" (72%), pero también hay una mayoría que "piensa que los políticos son deshonestos" (66%) y que "el país necesita un líder fuerte que pueda decidir rápidamente sobre todo" (62%).
Salazarismo
"Sólo el 44% rechaza el salazarismo", señalan también las conclusiones del estudio.
Los resultados también muestran, según los autores, que "especialmente los partidarios de la derecha, que parecen ser los más insatisfechos con el funcionamiento de la democracia en Portugal, corren el riesgo de dejarse seducir por populistas que rechazan el pluralismo, la ciencia y la democracia representativa".
En cuanto a los riesgos de ceder al populismo, el estudio presenta dos conclusiones aparentemente contradictorias.
Por un lado, se concluye que los portugueses son "cosmopolitas, aman Europa y aceptan la migración como parte de su naturaleza", pero "si el Estado no se muestra presente en las políticas públicas para mejorar las infraestructuras públicas, los populistas pueden atraer fácilmente a los votantes".
Por otro lado, se concluye que "los portugueses valoran la ciencia como base para las decisiones difíciles, el pluralismo democrático de opiniones y los debates justos", por lo que "no compensa ser un político populista en Portugal".
"La gente de izquierdas confía más en el Estado, en los partidos y en sus políticos que la gente de derechas. La derecha moderada corre el riesgo de perder votos porque sus partidarios tienen menos confianza en la democracia", se lee también en las conclusiones.
Los portugueses también revelaron un alto nivel de aprecio por el papel de los sindicatos, con un 69% que sostiene que "se necesitan sindicatos fuertes para proteger las condiciones de trabajo", pero un 75% que revela no haber pertenecido nunca a uno.
La participación en partidos políticos también es baja, con un 80% que afirma no haber militado nunca en uno.