Los partidarios de la prohibición argumentan que suponen un peligro para la salud de los jóvenes debido a su contenido en nicotina, altamente adictiva, y a la gama de sabores que, según ellos, facilitan la adicción.
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Esta medida forma parte del esfuerzo de la UE por reducir el consumo de tabaco del 25% al 5%. Según una encuesta oficial de Belgian Health Interview, el porcentaje de población fumadora ha descendido del 25,5% en 1997 al 15,3% en 2018, y se espera que una encuesta en 2023 muestre un nuevo descenso.