A pesar de que en diciembre de 2024 se le concedió una licencia de cinco años para matar hasta 209 rorcuales al año hasta 2029, Hvalur ha cancelado esta práctica tras años de controversia, críticas mundiales y un mercado cada vez más reducido para la carne de ballena.

Los rorcuales comunes están clasificados como vulnerables en la Lista Roja de la UICN, pero algunos países siguen permitiendo la caza comercial de ballenas, desafiando la moratoria mundial establecida por la Comisión Ballenera Internacional en 1986.