El estudio "Identificación y priorización de ubicaciones para refugios climáticos en Lisboa", citado por el Diário de Notícias, señala que "existen varias zonas en la ciudad sin gran cantidad de árboles o jardines u otros equipamientos que puedan servir para calmar el calor, pudiéndose identificar este problema como uno que afecta a toda la ciudad"-.
El autor subraya que "los efectos del cambio climático pueden agravar la desigualdad social, ya que el acceso a parques, piscinas y casas resistentes al clima se limita sólo a quienes pueden permitírselo".
Una propuesta del partido Livre, aprobada el pasado julio en el Consejo de Lisboa, motivó el estudio realizado. "Esa recomendación vino a reforzar mi voluntad de analizar el efecto de la isla de calor en la ciudad", explicó Banza.
"Me alegró mucho que Livre planteara esta recomendación al ayuntamiento y que todos los partidos estuvieran de acuerdo, lo que demuestra la voluntad de esta ciudad de crear esta red de refugios climáticos".
El estudio destacaba las zonas en las que habría que hacer proyectos más costosos para convertirlas en refugios climáticos, que "son lugares con determinadas características que ayudan a mitigar el efecto isla de calor y, en consecuencia, a luchar contra el cambio climático".
El experto utilizó variables como la temperatura de la isla de calor urbana, la proximidad a jardines y parques, a bibliotecas, la concentración de árboles y la densidad de población para concluir que hay seis zonas especialmente problemáticas en la ciudad: Baixa, rua Morais Soares/Alto de São João, Chelas, Bairro do Rego, Parque das Nações y Ajuda.
En la Baixa, por ejemplo, "prácticamente no hay árboles y hay mucho tráfico de coches, lo que aumenta el calor que se siente". En cuanto a la calle Morais Soares, junto con Arroios y Penha de França, "son localizaciones con pocos árboles y una alta densidad de población, siendo de hecho el kilómetro cuadrado más poblado del país según CENSOS 2021".
En las zonas con más jardines, Manuel Banza señala que "el efecto isla de calor se nota menos". Lugares como "las inmediaciones de la Fundação Calouste Gulbenkian en las Avenidas Novas, Campo Grande y Alvalade, o Carnide, demuestran que a veces el efecto isla de calor es negativo, o mejor dicho, es inferior al punto de referencia utilizado en este cálculo."
"Una de las prioridades debería ser plantar más árboles y deberíamos aprovechar esta oportunidad para resolver dos problemas: garantizar más espacios verdes con sombra y agua para bajar la temperatura, pero también hacer de estos lugares puntos de encuentro para la gente donde puedan sentirse cómodos para quedarse", explicó.