El fuerte descenso que se ha producido en los últimos años en el Algarve contrasta con el gran aumento de la producción de almendra en el país, principalmente en el Alentejo, con la plantación de nuevos huertos de regadío en la región de Alqueva, que permite índices de productividad 10 veces superiores a los del Algarve.
"Las huertas [de almendros] se están extinguiendo, todas se han trasladado al Alentejo y las que aún existen son para alimentar al sector de la pastelería tradicional", lamenta el presidente del Grupo de Alfarroba y Almendra(Agrupa), Horácio Piedade.
Según el directivo, Portugal está vendiendo en el extranjero, a los turistas, "un producto que ya no existe", es decir, la imagen del Algarve con los almendros en flor, un declive que confirma el director regional de Agricultura del Algarve.
En declaraciones a Lusa, Pedro Valadas Monteiro sugirió que la única forma de evitar la desaparición de los almendros en flor tradicionales será, eventualmente, subvencionar a los productores por el servicio que prestan en la dimensión medioambiental y turística.
"La región pierde mucho con este declive, ya que el almendro es una tarjeta de visita para los turistas, un elemento icónico y central en el paisaje del Algarve Barrocal", reconoció, argumentando que el almendro tradicional debe ser "rehabilitado" y "valorado por su componente medioambiental y turístico".
Según datos delInstituto Nacional de Estadística(INE), 2022 fue el mejor año para la producción de almendra, ya que la cantidad producida en el país creció anualmente a un ritmo medio en torno al 15,6% desde 2010.
Sin embargo, los datos del INE indican que la superficie de plantación de almendros en el Algarve está en contraciclo en comparación con el resto del país, habiendo caído de 13.338 hectáreas en 2002 a 7.502 una década después, en 2012, y a 5.001 en 2022.