Nuestros padres inmigrantes han hecho todo lo posible por mantener vivas las tradiciones y, si no fuera por los esfuerzos de nuestras comunidades por mantener ese apego a Portugal, correríamos el riesgo de perder por completo nuestra cultura.
La plenitud de los tiempos se remonta a la historia que nos precedió, por eso es esencial conocer nuestra herencia. Reconociendo esta herencia, podemos extraer pedazos de nosotros mismos que merezca la pena conservar, para dar forma a lo que será el futuro. Podemos perpetuar algunas tradiciones mientras que otras pueden quedar anticuadas o incluso olvidadas. No todo merece ser celebrado como se hacía convencionalmente.
Aun así, lo que reconocemos como nuestra identidad se basa en la educación que nos enseñaron. Esto nos lleva a cuestionarnos el futuro y si la próxima generación se preocupa lo suficiente por esto de ser portugueses. ¿Qué significará ser portugués en Norteamérica?
Debemos tener en cuenta que puede ser diferente de lo que estamos acostumbrados, pero no por ello es menos auténtico. Por ejemplo, en nuestro país, las fiestas se celebran en las calles de los pueblos, mientras que aquí suelen tener lugar en clubes culturales. Sin duda, presenciar un acontecimiento así resulta extraño para los expatriados, pero el sentimiento no es menos auténtico, sino más bien una tradición reimaginada.
Reinvención
Las convenciones de las distintas regiones tienen formatos diferentes. Las comunidades de fuera de Portugal han reinventado su forma de celebrar. Así, los descendientes de lusos pueden distinguir similitudes como enfrentarse a su propio reflejo en una superficie empapada, especialmente dentro de la dinastía más amplia de la que son originarios. Del continente a las regiones autónomas y más allá, la diáspora sigue viendo una evolución de las fiestas tradicionales que defienden con devoción los valores que unen a los portugueses.
En Norteamérica, todo esto puede parecer familiar a quienes lo experimentan por primera vez. Tanto si le gusta la comida, la música, el folclore o la gente, la cultura puede llevarle adonde quiera. Algunos de nosotros nunca hemos pisado Portugal, pero ese terreno inexplorado puede seguir pareciéndonos nuestro hogar lejos de casa.
Si tenemos en cuenta que hay tantos lusos fuera de las fronteras políticas como dentro de ellas, la nación sigue siendo la de siempre. Portugal se compone de colonias diseminadas por el extranjero. La influencia en todo el mundo es innegable. Algunos aspectos de la herencia son irreductibles y es igual de fácil volver atrás.
Todos somos Portugal, mientras queramos serlo.
Instagram: @LusoLoonie
Sitio web: LusoLoonie.ca/
Devin Meireles is a creative nonfiction writer in his thirties. He was born and raised in Toronto, Canada, where growing up around the Portuguese diaspora had a profound effect on him.