No se trata de caza furtiva, robo de empleo o robo de trabajo. He estado buscando mucho sobre este tema, pero no encuentro la palabra adecuada, y me pregunto si existe siquiera una expresión. En el mundo de los negocios, esto puede ocurrir cuando alguien intenta hacer el trabajo de otra persona para lucirse. Su motivación suele ser aumentar su nómina o demostrar al jefe que la persona que está haciendo ese trabajo no lo está haciendo bien y que ella podría ocupar su lugar.
En podría ser simplemente pisarles los talones
Yo lo hago, y apuesto a que muchos otros también. No es intencionado por mi parte. Ejemplo: Tengo una señora encantadora que viene a quitarme el trabajo de las tareas domésticas, pero no puedo evitar recoger antes de que venga y, como mínimo, poner las cosas en montones fáciles de mover.Mi teoría es que no quiero que hable de mí, que diga en qué estado estaba mi casa antes de que ella llegara -sí, ya sé que es poco probable, y que probablemente preferiría encontrar mi casa llena de polvo y pelos de perro hasta las rodillas para que, cuando termine, pueda estirar el brazo como una vendedora inmobiliaria intentando vender el lugar-. Estoy más que agradecida de que todo esté fresco, limpio y reluciente, y de que yo no haya sido la responsable.
Si tenéis la suerte de necesitar un jardinero, apuesto a que algunos de vosotros hacéis lo mismo: os pasáis el día cortando el césped o lo que sea antes de que llegue. O mirar por encima del hombro a un carpintero cuando está midiendo algo y sugerirle que lo haga de otra manera - "yo no lo haría así"- sería algo que les irritaría a todos.
He aquí un ejemplo
Una vez me hice pasar por una 'chef extraordinaria' y me atribuí el mérito del trabajo de otra persona. Esto ocurrió de verdad. El marido me recordó que unos clientes importantes iban a venir a cenar esa noche y yo me había olvidado por completo. Además, uno de ellos era vegano, alérgico al huevo o algo así. Me cubrí las espaldas diciendo: "Sí, lo sé", mientras mi cerebro se ponía a pensar en cómo resolver el problema.
La cosa fue fácil: me dirigí a la sección de alimentación de una conocida tienda de la calle Mayor que reza: "Esto no es sólo comida", así que seguro que adivinan de qué tienda se trataba.
Después de recorrer sus pasillos con cuidado, me las arreglé para encontrar tres platos que todo el mundo pudiera comer, y la cena fue un éxito y yo acepté con gracia, pero con ligereza, cumplidos sobre lo que fuera que apareciera en la mesa mientras rellenaba sus copas de vino, y negué la ayuda de nadie con los platos, ya que sabía que el "saco negro" aún no había salido de la cocina con sus reveladores envoltorios de comida preparada asomando. Y admito que vergonzosamente lo hice pasar todo por mío.
En cuanto a la limpieza, para mí, las tareas domésticas son como pintar el puente Golden Gate en San Francisco (que, por cierto, lleva cuatro años): nada más terminar, hay que volver a empezar. Sé que las tareas domésticas no pueden matarte, pero ¿por qué arriesgarse?
La moraleja de esta historia es que probablemente no interfieras, deja que la gente haga el trabajo para el que fue contratada, déjalos en paz para que lo hagan y no te atribuyas el mérito.
Marilyn writes regularly for The Portugal News, and has lived in the Algarve for some years. A dog-lover, she has lived in Ireland, UK, Bermuda and the Isle of Man.