Recientemente me he encontrado con un acontecimiento importante que creo que merece la pena compartir con mis lectores. Portugal ha reafirmado su posición como una democracia estable y que funciona bien, obteniendo el reconocimiento como una de las pocas democracias plenas del mundo en 2024. Después de años de ser categorizado como una democracia con defectos, nuestro país ha vuelto a unirse a un exclusivo grupo de naciones que defienden fuertes valores democráticos y de gobernanza. Este logro no es sólo simbólico, sino que refleja el creciente éxito económico de Portugal, su estabilidad política y el aumento de la confianza pública en nuestras instituciones.
Lo que hace que este momento sea aún más significativo es su conexión con nuestra capacidad de recuperación económica. En los últimos años, Portugal ha experimentado un crecimiento constante, impulsado por las fuertes exportaciones, el aumento de la inversión extranjera y un floreciente sector turístico. Esta fortaleza económica ha contribuido a la estabilidad política al reducir la incertidumbre financiera y evitar conflictos presupuestarios que han desestabilizado a gobiernos de otros lugares. La gestión responsable de la deuda pública y de las políticas fiscales ha reforzado la confianza nacional y la capacidad del Gobierno para aplicar estrategias de desarrollo a largo plazo.
Nuestra cultura democrática también ha desempeñado un papel crucial en este éxito. Portugal defiende sistemáticamente la celebración de elecciones libres y justas, apoya un entorno político pluralista y mantiene un firme compromiso con las libertades civiles. Estos factores no sólo mejoran la calidad de la gobernanza, sino que también hacen de Portugal un destino atractivo para los negocios y la inversión. Una democracia estable proporciona seguridad a los inversores y fomenta un entorno en el que pueden prosperar la innovación y el espíritu empresarial.
Mientras que otros países europeos se han enfrentado a una creciente polarización y a problemas de gobernanza, Portugal ha demostrado su capacidad de resistencia fomentando un enfoque político pragmático y de colaboración. El creciente apoyo público a la democracia, como muestran las encuestas recientes, refleja la eficacia de nuestras políticas a la hora de promover la inclusión y el progreso nacional. En un mundo en el que aumenta la incertidumbre política, es tranquilizador ver que nuestras instituciones se fortalecen en lugar de debilitarse.
Esta renovada condición de democracia plena debería inspirarnos para seguir mejorando la participación política y el compromiso cívico. Aunque ocupamos un lugar destacado en los procesos electorales y las libertades civiles, una mayor participación pública en la elaboración de políticas garantizará que el éxito democrático de Portugal se mantenga en el futuro. Fomentar una cultura de la participación no hará sino reforzar la trayectoria positiva en la que nos encontramos.
El reconocimiento de Portugal como una democracia plena no es sólo un hito; es un testimonio de nuestra capacidad para equilibrar el progreso económico con la estabilidad política. Al mantener nuestro compromiso con los valores democráticos, la gobernanza responsable y el crecimiento económico, nos estamos posicionando como un modelo de estabilidad en un mundo cada vez más impredecible. Este impulso debe darnos a todos la confianza -ciudadanos y empresas por igual- de que Portugal sigue siendo un país en el que la estabilidad, la inclusión y el progreso a largo plazo no son sólo aspiraciones, sino una realidad.
Paulo Lopes is a multi-talent Portuguese citizen who made his Master of Economics in Switzerland and studied law at Lusófona in Lisbon - CEO of Casaiberia in Lisbon and Algarve.
