El pico de masa ósea se alcanza entre los 18 y los 25 años, y la pérdida de masa ósea que se produce más adelante en la vida, especialmente después de la menopausia en las mujeres y después de los 50 años en los hombres, parece estar asociada al estilo de vida y al estado de salud. Dado que la osteoporosis a menudo progresa de forma asintomática hasta que se produce una fractura por fragilidad, todos los factores de riesgo clínicos modificables deben identificarse y mantenerse bajo supervisión clínica, sobre todo después de los 50 años, y especialmente en pacientes con antecedentes familiares de osteoporosis/fractura osteoporótica. La aparición de una fractura por fragilidad previa, independientemente de su localización (fractura de muñeca, húmero, vertebral y cadera), aumenta significativamente el riesgo de una nueva fractura, independientemente de la edad.

No obstante, se recomienda la evaluación del riesgo de fractura en individuos menores de 50 años en presencia de factores de riesgo clínicos relevantes.

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Los factores de riesgo incluyen

  • Edad superior a 65 años
  • Fractura vertebral previa
  • Fractura por fragilidad después de los 40 años
  • Antecedentes parentales de fractura de cadera
  • IMC bajo
  • Pérdida de peso superior al 10% a los 25 años
  • Baja ingesta de calcio en la dieta
  • Tabaquismo
  • Ingesta excesiva de cafeína (>2 tazas al día)
  • Ingesta excesiva de alcohol (>3 unidades al día)
  • Menopausia precoz (<40 años)
  • Hipogonadismo
  • Hiperparatiroidismo primario
  • Antecedentes de hipertiroidismo clínico
  • Artritis reumatoide
  • Uso prolongado de glucocorticoides orales (>5 mg de prednisolona al día o equivalente durante más de 3 meses)
  • Terapia antiepiléptica crónica
  • Terapia crónica con heparina
  • Inmovilización y parálisis prolongadas (por ejemplo, espondilitis anquilosante o lesión de la médula espinal, enfermedad de Parkinson, accidente cerebrovascular, distrofia muscular)

Mayor propensión a las caídas.

La definición de fractura osteoporótica no siempre está clara, y los términos osteoporosis, fractura por fragilidad y fractura osteoporótica suelen utilizarse de forma ambigua. En general, se consideran osteoporóticas las fracturas resultantes de traumatismos en el mismo plano o de caídas que normalmente no provocarían la fractura de un hueso sano. Las caídas son, por tanto, el principal factor de riesgo de la mayoría de las fracturas osteoporóticas, con la excepción de las fracturas vertebrales. La mayoría de los episodios de caídas suelen ocurrir durante el día y en el domicilio habitual del individuo. En las mujeres posmenopáusicas, la aparición de una fractura por fragilidad previa constituye un factor de riesgo muy significativo, independientemente de la edad, y debería ser un criterio para iniciar el tratamiento antiosteoporótico.

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Dado que la osteoporosis es una enfermedad silenciosa, la aparición de una fractura ósea, independientemente de su localización, suele representar el primer síntoma de la enfermedad. Aunque la incidencia de estas fracturas suele aumentar notablemente con la edad, la tasa respectiva varía en función de la fractura y de las características de la población de riesgo. En este contexto, cualquier fractura reciente en individuos mayores de 50 años debe considerarse un evento centinela, que representa una importante señal de alerta que requiere evaluación y tratamiento inmediatos. Una intervención adecuada y oportuna tras una fractura "centinela" es fundamental para mitigar las fracturas recurrentes, la discapacidad y la muerte prematura.

Esté atento a estos signos y consulte a su médico.

Para más información, póngase en contacto con el Grupo HPA Saude en el teléfono (+351) 282 420 400.