En los varones, el tabaco es causa de impotencia e infertilidad (disminución de la calidad del esperma). En las mujeres, el consumo de tabaco provoca una disminución de la fertilidad, complicaciones en el embarazo, menopausia precoz y osteoporosis.
La adicción al tabaco es un fenómeno multifactorial resultante de la interacción entre la dependencia de la nicotina y el hábito de fumar. Una vez absorbida, la nicotina llega al cerebro en 10 segundos. La nicotina es una sustancia psicoactiva con gran capacidad para inducir dependencia psicológica y física, de forma similar a las de la heroína y la cocaína. La cantidad de nicotina absorbida y su rápida absorción también aumentan la dependencia.
La nicotina contenida en los cigarros se absorbe más fácilmente y hay algunas marcas de cigarrillos que introducen sustancias químicas para aumentar la velocidad de absorción de los cigarrillos que contienen menos nicotina. Los síntomas de abstinencia son: agitación e inquietud leves, disminución de la capacidad de concentración, ansiedad, aumento del apetito y de peso, trastornos del sueño y somnolencia y deseo de fumar.
Hay variaciones en el grado en que los individuos experimentan estos síntomas, que pueden durar de varias semanas a meses. El tratamiento del fumador debe tener como objetivo el abandono completo, pero sólo el 2% de los fumadores muy dependientes logran este objetivo sin ninguna intervención médica y mediante la fuerza de voluntad.
El número de cigarrillos fumados diariamente no es un factor decisivo, pero sí lo es el grado de dependencia. Antes de iniciar el tratamiento, debe evaluarse el grado de dependencia con el Test de Fagertrom. Además del tratamiento farmacológico, es importante establecer el perfil del fumador, aplicando una terapia conductual individual. Es fundamental conocer cuáles son los momentos de la vida cotidiana que se relacionan con el tabaquismo, para poder cambiar los patrones de conducta y anticiparse a la ansiedad de fumar.
Los fumadores empedernidos indican que fumar es un gesto automático. El mero hecho de que se les haga conscientes de este hecho es suficiente para que reduzcan el número de cigarrillos. El tratamiento farmacológico ha evolucionado y mejorado sus resultados al reducir los síntomas de la dependencia. Los sustitutos clásicos de la nicotina (adhesivos, chicles, caramelos), los antidepresivos y los tranquilizantes son la principal ayuda para quienes desean dejar de fumar. Es importante evaluar si el fumador tiene antecedentes o síntomas de depresión, ya que estos síntomas pueden empeorar cuando deja de fumar. En estos casos, en primer lugar los síntomas de depresión deben estar bajo control antes de dejar de fumar tabaco.
Todos los fumadores se benefician cuando dejan de fumar. Dada la complejidad y dificultad del proceso, la mayoría no puede hacerlo sin ayuda profesional, por lo que se debe solicitar ayuda y consejo experto a su médico.
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