El 16 de enero, el Diario Oficial de la Unión Europea sometió a consulta pública durante tres meses la certificación concedida, antes de inscribirla en el registro de Indicaciones Geográficas Protegidas de la Unión Europea.
"El saber hacer local, fruto de una larga tradición de prácticas ancestrales, es quizás la 'clave' que distingue la forma de elaborar el Pastel de Feijão de Torres Vedras y que ha dado a esta pastelería su gran reputación", se afirma.
Los rasgos distintivos de este pastel son la "capa fina, crujiente y translúcida, que no es hojaldre", el relleno esponjoso, en el que destaca el sabor a almendra, y el hecho de que se venda envuelto en papel sulfurizado, que "también mantiene el sabor y las cualidades del pastel".
"La certificación es importante para que exista un sello de calidad que proteja la marca para que los consumidores puedan identificar fácilmente la calidad del dulce", explica a Lusa João Esteveira, presidente de la Asociación Comercial e Industrial de la Región Oeste (ACIRO), responsable de la solicitud de certificación . El proceso fue iniciado en 2013 por ACIRO y el Ayuntamiento de Torres Vedras, en el distrito de Lisboa.
Una vez obtenida la certificación, "las empresas dispondrán de un producto cuya calidad está certificada, lo que aporta un valor añadido económico a los fabricantes", añadió. En el municipio hay unos 30 fabricantes, de los cuales 20 participaron en el proceso de certificación.
Se calcula que hay una producción anual de al menos 1,5 millones de pastas de judías, con un retorno de medio millón de euros a la economía local. Estas cifras pueden aumentar en el futuro con la certificación, después de que varios fabricantes hayan iniciado la venta a hipermercados y la exportación del producto.
A juzgar por los ingredientes utilizados en su elaboración, el dulce tuvo probablemente orígenes conventuales, pero traspasó los confines de los conventos y se convirtió en secular. La producción de pastas de judías en Torres Vedras comenzó a finales del siglo XIX, en casa de una mujer que más tarde empezó a venderlas.
El negocio pasó a sus descendientes y se crearon varias empresas. Incluso a finales del siglo XIX, se consideraba el dulce típico de Torres Vedras. Ni siquiera las dificultades de abastecimiento de productos alimenticios provocadas por diversas crisis, las dos guerras mundiales y, más recientemente, la pandemia de COVID-19, hicieron que se detuviera la producción o se ralentizaran las ventas.
Entre los registros históricos más antiguos, se menciona que, en 1896, fue uno de los 38 dulces incluidos en la Exposición Etnográfica Portuguesa, integrada en el programa de la muestra conmemorativa del cuarto centenario del primer viaje de Vasco da Gama a la India.
El Pastel de Feijão de Torres Vedras aparece en varias publicaciones nacionales como uno de los productos tradicionales portugueses. Se trata de un pequeño pastel elaborado con azúcar, almendras, judías y yema de huevo, ingredientes a los que se añade harina y margarina para el relleno. Una vez preparado, se cuece en el horno.