Luís Montenegro presidió la firma del Protocolo de Cooperación para la migración laboral regulada, que tuvo lugar en el Palacio das Necessidades de Lisboa, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores.

"Partimos de un punto muy problemático, seamos claros: en los últimos años hemos tenido una política irresponsable en materia de inmigración", afirmó, considerando que "la falta de control" se ha traducido en una disminución de la capacidad de integración y en una "menor sensibilidad humanística".

Reforma estructural

El presidente del Gobierno defendió que este Gobierno está llevando a cabo "una verdadera reforma estructural" en materia de inmigración.

"Para que este mecanismo funcione, debe haber un contrato de trabajo válido, un seguro de viaje y de salud para el trabajador, un plan de formación profesional y de aprendizaje de la lengua portuguesa y un plan de alojamiento adecuado", dijo, considerando que estas cuatro condiciones "redundan en beneficio del país, de la empresa y de los trabajadores".

Según el protocolo, al que ha tenido acceso Lusa, la concesión de los visados "deberá producirse en el plazo de 20 días a partir del día en que el solicitante sea atendido en la oficina consular" y siempre que se cumplan los requisitos legales, es decir, la existencia de un contrato de trabajo, seguro médico y de viaje, entre otros.

Sin referirse en ningún momento a las elecciones anticipadas del 18 de mayo, el primer ministro afirmó que el Gobierno PSD/CDS-PP seguirá abordando la política de inmigración "de forma integral", pero adaptada "en cada momento, a las necesidades del país" y a sus compromisos en el ámbito de la Unión Europea.

Consecuencias

"No vamos a cerrar la puerta a nadie, pero tampoco vamos a vender ilusiones. Y cuando haya un comportamiento irregular, cuando la gente vaya más allá de las normas, debe haber consecuencias", argumentó.

Montenegro argumentó que "la condescendencia con el incumplimiento" o la relajación de las normas traerían de vuelta "el caos, la irresponsabilidad, los cientos de miles de casos pendientes".

"A menudo dejamos a trabajadores extranjeros que vinieron a nosotros con la mejor de las intenciones en manos de redes que se aprovecharon, y aún se aprovechan, de esta capacidad laboral. Ahora bien, no hay situación más ofensiva para el humanismo que ésta", afirmó.

Montenegro afirmó que no hacía estas críticas "con una intención político-partidista", sino porque "el país necesita conocer los errores que cometió para no volver a cometerlos y necesita saber dónde estaba para poder movilizarse hacia una nueva etapa".

El Primer Ministro también rechazó que el Gobierno tenga una visión "exclusivamente utilitarista" de los inmigrantes, limitada a la mano de obra que pueden aportar a la economía portuguesa y a sus contribuciones.

"Nuestra visión no se limita a eso: sabemos que también son efectos, pero créanme que pensamos en el proyecto individual de cada una de esas personas", afirmó.

Montenegro defendió que sólo la valorización de los recursos humanos permitirá un mayor crecimiento económico y aprovechó para destacar la situación actual de Portugal.

"Un país que crece más que la media de la Unión Europea, crece más que la media de los países de la eurozona y, podríamos añadir, tiene una estabilidad financiera que hace sonrojar de envidia a cualquier economía de Europa", dijo.

En materia de inmigración, el presidente del Gobierno añadió que el Ejecutivo está "concluyendo el proceso de análisis y resolución de los 400.000 expedientes pendientes" que existían, con una capacidad de respuesta "siete veces superior" a la que había cuando el PSD y el CDS-PP llegaron al Gobierno.

"Estamos reforzando la red consular, con 50 expertos, ya hemos autorizado la contratación de 287 mediadores lingüísticos y culturales, de los que 150 ya están en los colegios", destacó.