"Los impactos crónicos en la salud, aunque se estudian con menos frecuencia, son significativos. Por ejemplo, la exposición a largo plazo a partículas en suspensión procedentes de incendios forestales se ha asociado con un aumento de la mortalidad en Portugal, donde entre 31 y 189 muertes se atribuyeron al humo de incendios forestales entre 2015 y 2018", señala el informe del Consejo Asesor Científico de las Academias Europeas(EASAC), elaborado por 23 expertos de la Unión Europea.
El documento, titulado "Changing forest fires - Policy options for a fire-literate and fire-adapted Europe", fue presentado en Bruselas y cuenta con la colaboración, por parte de Portugal, del presidente de la Agencia para la Gestión Integrada de Incendios Rurales(AGIF), Tiago Oliveira, y del especialista en incendios rurales y profesor del Instituto Superior de Agronomía José Cardoso Pereira.
Además de los impactos sanitarios, el informe también llama la atención sobre las consecuencias psicológicas de los incendios rurales, "cada vez más reconocidas", destacando que "se han documentado trastornos de estrés postraumático, depresión y ansiedad en poblaciones adultas y pediátricas tras los incendios forestales, con efectos que persisten durante años".
El informe, fruto de dos años de trabajo, concluye que el cambio climático, la sequía, la expansión urbana y el cambio de uso del suelo duplicarán el número de incendios forestales en la UE de aquí a finales de siglo, especialmente en España, Portugal, el sur de Francia, Italia y Grecia, por lo que la Unión Europea deberá pasar de "una política de supresión a una política de adaptación".
El estudio también señala que las proyecciones futuras indican una vulnerabilidad continuada en estas regiones propensas a los incendios, donde los cambios en las pautas de uso del suelo agravan los problemas existentes.
España domina
Según el informe, España dominó las estadísticas de superficie quemada en los años 80 y 90, pero en el siglo XXI, Portugal se hizo con esa posición, "con notables excepciones como los devastadores incendios de Grecia en 2007".
"En Portugal, los incendios de alta intensidad han aumentado drásticamente y Grecia ha experimentado incrementos igualmente notables en la intensidad, extensión y frecuencia de los incendios forestales, con proyecciones que sugieren hasta 40 días adicionales de alto peligro de incendio al año en las regiones meridionales y orientales para finales del siglo XXI", señala el documento, que considera que "las políticas actuales de la UE priorizan la supresión".
Sin embargo, señala, "la creciente intensidad de los incendios forestales" demuestra que "es necesaria una mayor inversión en la gestión proactiva de los incendios, junto con la mitigación y adaptación al cambio climático, priorizando la reducción de daños sobre la minimización de la superficie quemada".
Aunque la lucha contra los incendios es imprescindible, los expertos sostienen que es igualmente importante anticiparse a los sucesos que la ciencia detecta que ocurrirán con políticas de inversión en prevención y adaptación que prioricen "un enfoque proactivo centrado en la gestión del paisaje, la recuperación y la alfabetización contra el fuego".
El informe de la EASAC también destaca que algunos Estados miembros con frecuentes incendios forestales, como Portugal, España, Francia, Italia y Grecia, han desarrollado políticas nacionales de lucha contra los incendios forestales.
"Sin embargo, la falta de políticas coordinadas a nivel de la UE crea retos significativos en el caso de los incendios forestales transfronterizos y para los países del centro y norte de Europa, donde los incendios forestales han sido históricamente menos preocupantes, pero ahora están aumentando debido al cambio climático", señala EASAC.
La EASAC subraya la necesidad de "reforzar la capacidad institucional, la colaboración transfronteriza y un mejor reparto de los recursos entre los Estados de la UE".